Andrés Inti Gómez
La emoción de revivir la etapa colonial se siente cuando el visitante pisa el casco viejo de Sucre, que da la bienvenida a más de 200 años de historia del primer movimiento libertario en América.
Las calles angostas y organizadas en bloques reflejan la cultura andaluza, que se evidencia en las casonas y en los conventos e iglesias que se encuentra por los alrededores.
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| Foto periodico Página Siete |
La plaza principal cobija a la Catedral Metropolitana, una hermosa obra arquitectónica que forma parte del paseo por el alma de la Ciudad Blanca.
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| Foto Página Siete |
La iglesia, cuya construcción es una combinación de la época renacentista y barroca, consta de tres naves que exponen piedras decoradas detalladamente y, en sus paredes, obras de arte colonial religioso. En la parte superior se observa un reloj fabricado en Londres, en 1772, que marcó los tiempos de crecimiento, alegría y tristeza de esta urbe.
Una fiesta para cerrar el Carnaval
Cada año, el segundo domingo de marzo, Tarabuco celebra el Pujllay (o el Carnaval de Tarabuco), una de las fiestas indígenas más conocidas de Bolivia. El Pujllay conmemora la batalla de Jumbate, del 12 de marzo de 1816, durante la Guerra de la Independencia.
En esas lides, los tarabuqueños emboscaron a un batallón de tropas españolas y mataron a todos y comieron sus corazones en venganza ritual por los abusos cometidos.
En el cierre del Carnaval chuquisaqueño participan más de 70 comunidades de la cultura yampara, que danzan el Pujllay en la tradicional ceremonia de la Gran Pukara.
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Durante la fiesta, todas las comunidades circundantes de Tarabuco llegan a la ciudad vestidas con sus mejores trajes ceremoniales, a la vista de miles de turistas. Después de una misa para conmemorar la batalla, los participantes bailan danzas folklóricas.
El clímax de la celebración tiene lugar alrededor de un altar conocido como pukara, elaborado en honor a los tarabuqueños que murieron en la batalla y formado en una especie de escalera de madera decorada con frutas, verduras, flores, pan, botellas de chicha y otros productos agrícolas.
Esta fiesta es una estupenda manera de concluir el paseo Chuquisaca y cerrar, con éxito, las fiestas carnavaleras. Además, cobra mayor relevancia cada año con la promoción como uno de los principales destinos turísticos.
Obras que embellecen la ciudad
La fiesta de Tarabuco continúa durante la noche, pero si el visitante quiere recargar energías puede volver a Sucre. Allí la Casa de la Libertad, un antiguo edificio universitario que fue la cuna de grandes ideas revolucionarias, donde miles de jóvenes estudiantes se inspiraron para ser los protagonistas en las disputas libertarias en diferentes regiones, como La Paz, Quito y Buenos Aires.
En la parte sur de la ciudad está el mirador emblemático de La Recoleta; para llegar a él es necesario subir un empinado cerro para obtener una increíble vista de la ciudad de los cuatro nombres (Charcas, La Plata, Chuquisaca y Sucre), que deslumbra a propios y extraños con la cantidad de casas blancas, que también le dan el seudónimo de la Ciudad Blanca.
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| Foto periodico Página Siete |
En este camposanto se pueden encontrar varios mausoleos y criptas de grandes personajes.
Por los alrededores del cementerio, las caseritas invitan a consumir platos típicos como la ranga, el mondongo y el infaltable asado de chancho al horno; además de degustar de un exquisito refresco de moq’ochinchi (durazno seco).
Destino histórico
En el Palacio Nacional se puede apreciar, en la parte superior de la entrada principal, la frase "La unión es la fuerza”, expresión que fue acuñada en las monedas que circulan por todo el país, que da la bienvenida a la casa que albergó a los presidentes bolivianos antes de la Guerra Civil, momento en el que la sede de Gobierno se trasladó a La Paz.
Al sur de la plaza principal está el parque Simón Bolivar, un pequeñísimo rincón francés escondido en Bolivia. Al llegar, asombra una réplica pequeña del Arco del Triunfo y de la torre parisina más famosa del mundo, la Torre Eiffel.
Además, por las noches de los fines de semana se puede disfrutar la música nacional e internacional y bailar con los danzarines al ritmo de las aguas danzantes que adornan el lugar.
El claustro San Felipe de Neri es una de las construcciones más impresionantes de la ciudad.
Una hermosa terraza con piso ladrillado vidriado da al visitante la oportunidad de capturar, con sus cámaras fotográficas, una vista panorámica de la ciudad.
En el interior del edificio se podrá encontrar la cripta de grandes personajes que participaron en la historia de la Real Audiencia de Charcas.
Una de las iglesias más representativas de Sucre es la Basílica San Francisco de Charcas, un templo que fue testigo del Grito Libertario del 25 de mayo de 1809. Además, este santuario aloja una exposición de vírgenes santísimas de distintos países, que atraen a varios creyentes fieles nacionales y extranjeros.
Joyas en LAS AFUERAS
El Castillo de la Glorieta es una de las mejores opciones. Esta estructura se encuentra a cinco kilómetros de la urbe y tiene una arquitectura al estilo gótico, manierista, barroco, rococó, neoclásico y mudéjar. Amplios salones y jardines acogen a los visitantes que se asombran con la firmeza de la fortaleza y admirar la gran torre del Príncipe.
A pocos minutos de la capital está el cerro Cala Orko, una cantera de la fábrica de cemento, en la que se encontró el mayor yacimiento paleontológico del mundo, más de 10.000 huellas de 294 especies de dinosaurios.
Una gran réplica del esqueleto de un carnotauro de tamaño real da la bienvenida al museo del Parque Cretácico, un complejo turístico que posee recreaciones espectaculares de varias especies de dinosaurios junto a su flora, donde se trata de exponer la desaparición de estos especímenes en un recorrido interactivo.